viernes, 21 de mayo de 2010

San Pedro, la cagaste.

El único día que no tenía que llover y tómala. El clima de Bogotá es algo que jamás llegaremos a comprender, algo así como por qué las losas de Transmilenio de la décima ya están dañadas. Esperé 27 años de mi vida para poder ver a Aerosmith en concierto y preciso cae semejante palo de agua: "Qué desgracia tan infinita".

Bueno, pero ni modo, qué le haremos -diría mi mamá-, hay que disfrutar. Así fue. Que concierto tan monstruo.

Qusiera comenzar, aunque no lo crean, elogiando a los productores del evento. No podía creer que me tomó tan solo 20 minutos entrar al Simón Bolivar. Eso sí, después de cuatro manoseadas de la policía. Es acá cuando hay que darle las gracias a los hampones (solo a los que hicieron "picardías") de Metallica. Seguro pensaron que ayer iba a ser igual o peor. Pues debido a esto el evento tuvo una magnifica logística.

Una vez adentro, y no todo puede ser perfecto, después de estar como dos horas esperando a mis amigos especiales, nos dio por tomarnos una Coca Cola. Maldita sea, ahora sí comienzo a criticar, $4.000 pesos por un vasito, medio lleno y al clima, y $6.000 por un Todo Rico...¿qué coño se creen estos imbéciles?

Antes de lo programado salieron a tocar "Las truchas atómicas" o "Las pirañas infelices," no recuerdo su nombre, y debo reconocer que el cantante tenía el don de gentes. Nada que ver con Jota Mario Valencia, Hernán Orjuela o Carlos Calero, el tipo sabía lo que hacía. Lo que tocaron, aunque no era de mi mayor agrado, me parece que sonó muy bien. Excelente banda, lástima que solo los conozcan sus mamás, abuelas y tías políticas. Al menos unos 100 fans debieron haber hecho.

Poco después del descache, vaya uno a saber de quién fue, de poner por el P.A "50 Cent", a las ocho en punto, cuál concierto en Suiza, salió Aerosmith y San Pedro comenzó a cagarla, a mearse, y cada vez más fuerte. Maldita sea. ¿Así o más de malas? El único día de mi vida que no tenía que llover. Una lástima la lluvia. La gente se opacó mucho, faltó energía, faltó entrega. Hasta tal punto que Steven "fucking" Tyler, como lo presentó Joe Perry, dijó algo así como: "¿What happened, guys you are very quiet? Y ahí fue cuando me llevé la sorpresa de la noche: What it takes. Que intro tan salvaje la que hizo cantando A capella. Me quería morir. El día anterior había buscado el set list y no aparecía por ningún lado. Qué emoción. Qué conciertazo. Clásicos, Rock & Roll y una tanda de Blues jamás antes escuchada y vista en Bogotá. Me quito el sombrero ante estos dinosaurios del Rock, que parece que todvía tuviesen 20 años.

A los que se quejaron por no haber escuchado "I dont wanna miss a thing" les digo que si fueron al concierto solo por eso, para llamar a su novi@ cuando la tocaran, la cagaron peor que San Pedro.

Hay que dar las gracias a Aerosmith por un show de primera categoría, a los organizadores por una magnífica logística y a Bobolitro Samuelito hay que regañarlo -como raro- por haber deshabilitado todos los parqueaderos cercanos al Simón Bolivar.