jueves, 29 de abril de 2010

¿Cómo quiere su huevo?



¿Cómo quiero mis huevos? Pues con tomate y cebolla, revueltos por favor...

Que vaina, hoy no puedo escribir cosas divertidas, cosas que me gusten. Pero lo que si voy a hacer es algo que me caracteriza mucho: quejarme, y lo quiero hacer pública y enérgicamente.

Estoy "mamado", estoy cansado, estoy aburrido, fatigado, extenuado, rendido, fastidiado...

Tengo tanto por decir así que voy a dejar de hacer rodeos.

Resulta y sucede lo siguiente:
Las empresas hacen y dicen lo que les da la gana, lo primero que se les viene a la cabeza y no piensan en las consecuencias que hablar por hablar, prometer por prometer, por darle contentillo al cliente, les puede traer.

Voy a utilizar nombres propios, y no voy a hablar por hablar, lo voy a hacer con argumentos, porque me cansé de esperar respuestas que jamás van a llegar por parte de: SOFASA RENAULT y OMA.

Supuestamente, según la teoría -que siempre suena divina-, las marcas hacen esfuerzos incalculables, ilimitados, infrahumanos, excelsos,  para satisfacer las necesidades del los consumidores, darles cada vez más y más valor y ofrecerles soluciones. ¿Recuerda usted la última vez que leyó una misión, visión y objetivos de empresas que prometieran algo distinto a lo que acabo de mencionar? Para serle sincero yo no. Siempre leo lo mismo e insisto, me estoy cansando de tanta patraña. Los consumidores no somos idiotas, no estamos pintados en la pared, no somos ceros a la izquierda. Al contrario, somos los que mantenemos sus "chuzos" vivos, somos su razón de ser, sin embargo, ustedes marcas, nos tratan como si fuéramos imbéciles, hacen lo que les da la gana con nosotros. Déjeme contarle dos casos puntuales.

El primero es el caso de su servidor, Rodrigo Salazar Riveros vs. un gigante corporativo, o mejor aún, un enano, ciego, sordo y mudo que vende carros: Sofasa Renault.

El año pasado, en el mes de diciembre, el día cuatro para ser más exacto, durante todo el escándalo del RUNT, mi papá me regaló un carro. Fuimos al concesionario a ver los candidatos y tomamos una decisión. El gancho del vendedor fue una vaina, que aún no entiendo cómo funciona y si en realidad existe, que se llama COMUNIDAD RENAULT. Me ofrecieron lavados gratis, horas y convenios con ciertos parqueaderos, millas y hasta créditos en caso de querer cambiar mi carro por otro nuevo y obviamente más costoso. ¡Genial! Que buena cosa, ¿dónde firmo?... Ah, y se me olvida, le pago de contado... Se me prometió todo eso que le acabo de contar y supuestamente, lo más pronto posible debería llegar a la dirección de correspondencia, la tarjeta de membresía. Pero antes debería realizar un registro en la página http://www.comunidadrenault.com y enviar una copia de mi tarjeta de propiedad. El primer intento de registro lo hice el día 22 de enero de 2010, ya que me fue imposible realizarlo antes, el sistema me rechazaba la entrada de datos. ¡Oh sorpresa!, la información rebotó. El segundo intento lo hice el 15 de febrero y la misma historia. Era imposible registrar la información, así que decidí llamar a SOFASA. Hice la llamada el 8 de marzo de 2010, siendo ingenuo y creyendo que se solucionaría antes, a esto de las 11 de la mañana y la persona de servicio al cliente no estaba... Así que prometieron devolverme la llamada tan pronto estuviera disponible la persona y así fue a eso de las 4 de la tarde. Ese día me sentí como el hermano de "doña Patricia -Telmex-". Le dije a la señorita Giselle Velazquez que si no me solucionaban mi problema antes del viernes 12 de marzo los denunciaría ante la Superintendencia de Industria y Comercio. La señorita, anonadada, me dijo que me pedía disculpas que me prometía, palabra de doble filo, que en no más de 20 días hábiles me llegaría mi tarjeta de membresía y podría gozar de todos los beneficios ofrecidos en la publicidad engañosa que hace en SOFASA. Según la promesa hecha por la señorita asesora al cliente mi tarjeta debió haber llegado a mi dirección de correspondencia el día 5 de abril de 2010. Pues mentira. Llegó el día 22 de abril, acompañada de una carta MUY MAL REDACTADA, con oraciones como las siguientes sin concordancia alguna:

"Esta tarjeta TE identifica como parte de nuestra comunidad y te permite disfrutar de beneficios pensado para ti y tu Renault", "Gracias por elegirnos, en Renault- Sofasa asumimos con USTED un COMPROMISO ILIMITADO con la CALIDAD DEL SERVICIO, pues su SATISFACCIÓN ES NUESTRO PRINCIPAL OBJETIVO"

A lo anterior puedo decir lo siguiente: jajajajajajajajajajajajajajajajajajajaja.... que compromiso...

Sugiero a la señora Sandra Milena Barragán, Coordinadora de Mercadeo Relacional, quien firma el adefesio de carta, que revise su estrategia de servicio al cliente y que capacite a quien sea que escribió esa comunicación.

Ahora tengo en mis manos la tarjeta que me ofrece beneficios pero no puedo utilizarla porque tiene un PIN que nadie sabe como ni cual es. Es decir, tengo un pedazo más de plástico en mi billetera. ¡Qué berraquera!

Estoy cansado de que hagan conmigo lo que les de la gana, estoy cansado de la publicidad engañosa, estoy teniendo que pagar los lavados y servicios de parqueadero de mi bolsillo: que beneficioso. Mis derechos están siendo vulnerados, y como ni siquiera he recibido una llamada por parte de ellos para ver si estoy satisfecho con el servicio y como nunca la voy a recibir hago esta denuncia pública. 

No más mentiras, si su compromiso es ilimitado, demuéstrelo. Haga algo. No se quede con los brazos cruzados pensando que todos sus clientes están satisfechos, y que su cuota de mercado está creciendo, que está posicionado en la mente y corazón del consumidor y que su marca es top of mind. Para mí, lo único que su marca es, es mentira, publicidad engañosa, insatisfacción, top of sh*t.

El segundo caso es contra, aunque parece un monólogo, unos tipos ahí todos mala clase y groseros que venden -cuando les da la gana- café y algo más: Oma.

Desafortunadamente se me perdió el papel dónde anoté el nombre del personaje que me insultó ese día, así que no podré citarlo, pero lo que si tengo es lo que me respondieron.

Resulta, y no creo que sea por casualidad, que soy estudiante de publicidad. Como rutina suelo tomar café para estar activo los días que tengo que pasar mucho tiempo en clases. El día 8 de marzo, sí, el mismo día de la llamada a Sofasa, como de costumbre llegué al OMA de la Universidad Jorge Tadeo Lozano (el de la calle 22, no el del módulo 7) a comprar mi cafecito americano grande (cuesta COP $1650). Desafortunadamente no tenía sino un billete de veinte mil pesos y cuando iba a pagarlo me llevé una sorpresa: la señorita que me atendía me preguntó si no tenía más sencillo y le dije que no, y me dijo que entonces NO ME PODÍA VENDER EL CAFÉ. ¿What the f*cuk? ¿Cómo así, qué en un sitio donde venden café no me pueden vender un café? jajaja, yo alucino con esto. Le dije: "señorita, eso no es problema mío, ¿cómo es posible qué en un punto de venta en una universidad no tengan vueltas?, por favor quiero mi café". Después de una lucha de 5 minutos pude obtener mi café, después de que el señor que organizaba la exhibición -de lo demás que venden- me dijera: "este ijueputa"... Bueno, la verdad ahí si que no sabía que pensar. Me tomé mi café y pedí un formulario de quejas y sugerencias que !oh sorpresa! casi no encuentran, lo llené contando todo lo sucedido y lo metí en el buzón y tuve en cuenta que apenas saliera de allí lo sacarían del buzón y lo tirarían a la basura. Así es que llegué a casa y por la página de Internet de Oma, http://www.cafeoma.com, puse la queja. Al día siguiente recibo el siguiente correo electrónico, que también tiene problemas de concordancia:

"Buenas tardes señor Rodrigo.

Presento disculpas por el hecho sucedido el día 8 de marzo en la barra de
la Universidad Jorge Tadeo  Lozano, es para nosotros de gran ayuda estas
observaciones ya que nos guía para buscar mejorar la calidad en nuestro
servicio; quisiera comentarle que ya tomamos medidas y que próximamente se
realizarán cambios de personal, adicionalmente se solucionará el tema del
sencillo para no caer nuevamente en estos errores.

Me encantaría conocerlo para tener una cortesía con usted.


Cordialmente
--
Olga Lucia Acosta G.
Supervisora de Barras de Café
RESTCAFE OMA SA
"

Y respondo lo siguiente:

"Buenas noches, gracias por responderme, también es importante ver que les interesa lo que sus clientes pensamos.

Me parece que si realizar cambios de personal significa "despidos", es un poco fuerte la medida, no creo que deba ser así, lo único que deben hacer es capacitar a su personal para que pueda lidiar con estas situaciones.

Me gustaría recibir esta cortesía, así que quedaré pendiente para ver como es.

Una vez más gracias."

Se podrán imaginar que sucedió después de este cruce de correos: NADA.

¿Así de importantes somos los clientes para ustedes? Me imagino que eso le dicen a todo el mundo y nunca hacen nada. Pues la verdad: que mier**. Es clarísimo que no valoran lo que sus consumidores pensamos, dicen por decir y prometen por prometer. Sigo esperando que me respondan así sea para invitarme a un tinto, y como se que eso nunca va a pasar, hago pública esta denuncia. 

Sigo yendo a su sitio donde venden café -y algo más- porque me toca, porque no tengo otra opción cerca, no porque me guste o porque me nazca. El personal sigue siendo igual de grosero y ahora antes de pedir casi que me preguntan siempre si tengo sencillo, hasta un día una señorita me dijo: "Usted fue el de la queja, ¿no?"... que compromiso en satisfacer necesidades tan visible el que tienen como estrategia. Es una lástima.... además de todo, cuando compro y el cambio implica devolver 150 pesos, es decir, "moneditas" (hasta donde yo se las monedas también son dinero y son igual de valiosas que un billete), NUNCA tienen, me dicen que me dan unos dulces de café, ¿y se habrán preguntado que no puedo comer dulce, que hay gente que no le gusta el chocolate? La verdad, no creo.... dejo esta pregunta abierta: ¿De 150 en 150 pesos, en un día, cuánto se hará OMA por fuera de su contabilidad?

Estoy cansado, estoy aburrido de las mentiras y las patrañas, los consumidores tenemos derechos que claramente están siendo vulnerados, y ¿qué están logrando las marcas? Pues más dinero en sus cuentas corrientes y
MENOS VALOR EN EL CONSUMIDOR, situación que a mi manera de ver atenta contra la concepción de cualquier empresa que tenga como principio, estrategia, objetivo y misión "HACER ESFUERZOS ILIMITDOS CON EL FIN DE SATISFACER AL CLIENTE".

"¿Cómo quiero mis huevos? Pues con tomate y cebolla, revueltos por favor, aunque se que usted tiene los huevos de traérmelos como le de la gana, con tal de recibir mi dinero a cambio de NADA."